¿Qué riesgo económico tienen los entes no mercantiles?
Los entes o entidades no mercantiles —asociaciones, fundaciones, corporaciones, partidos políticos, sindicatos, ONG y otras entidades sin ánimo de lucro…— no tienen algunas de las problemáticas propias de las empresas al no realizar actividades de negocio como modo de obtener beneficios.
Pero no por ello estas organizaciones están exentas de sufrir coyunturas de crisis.
Publicado 17/02/22
Actualizado 02/01/23
Al igual que una sociedad o que un autónomo, una entidad de este tipo puede soportar impagos de terceros, tener dificultades para pagar sus deudas, verse obligada a reducir drásticamente sus presupuestos, experimentar problemas organizativos, ver truncados sus proyectos…
Y puede asimismo complicarse la sustitución o relevo de sus responsables y cuadros dirigentes.
En cualquiera de esas circunstancias críticas, o de otras posibles, el ente puede verse en dificultades para realizar su operativa, ser objeto de demandas, ejecuciones y embargos, entrar en un concurso de acreedores o ver amenazada su subsistencia y su futuro.
Causas de la crisis en las entidades no mercantiles
En la medida en que son consumidores (de productos y servicios), contribuyentes y contratantes de trabajadores, estas entidades asumen deudas y, si no las pagan, pueden convertirse en deudores morosos.
Asimismo, como prestadores ocasionales de ciertos servicios (sin ánimo de lucro) o partes en negocios bilaterales, pueden convertirse en acreedores que se vean obligados a reclamar lo comprometido y no satisfecho.
Y es que, en el desarrollo de las actividades que tienen como objeto, del mismo modo que las empresas, estos entes:
- Requieren financiación.
- Realizan inversiones y gestionan un patrimonio.
- Destinan fondos a compras y actividades.
- Gestionan plantillas de empleados.
- Realizan declaraciones y pagos tributarios.
- Se comprometen a realizar pagos diversos a empleados, directivos, proveedores, entidades financieras, organismos públicos…
Son susceptibles de sufrir, por tanto, crisis preocupantes en lo económico que pueden derivar de múltiples causas —por factores internos o externos—, similares a algunas que afectan a las sociedades mercantiles o a los negocios autónomos.
Así, en coyunturas de crisis económica generalizada, o también por decisiones propias inadecuadas, estos entes pueden experimentar problemas por:
- Descontrol en la gestión de gastos ordinarios.
- Proyectos fallidos, con altos costes.
- Mala elección de inversiones o pérdidas patrimoniales por coyunturas de crisis económica.
- Endeudamientos crediticios excesivos.
- Agotamiento rápido de ayudas y subvenciones, sin una buena planificación.
- Actuaciones reprochables de administradores, fundadores, patronos… (que pueden tener sanción civil, administrativa o penal).
- Pérdidas de reputación por actuaciones irregulares o mediáticamente cuestionadas.
- Fracasos en su ámbito de actividad (política, mundo social…).
Son todas circunstancias que pueden llevar a estas entidades a sufrir faltas de liquidez, momentáneas o repetidas, e incurrir en situaciones de insolvencia.
Las entidades no mercantiles en los procedimientos concursales
Una entidad no mercantil puede verse inmersa en un procedimiento concursal si se convierte en insolvente y se ve por ello imposibilitada para cumplir los compromisos de pago asumidos con sus acreedores.
Según la normativa concursal, a este tipo de deudores les correspondería un concurso de acreedores, al no tener actividad económica propiamente dicha.
En el procedimiento concursal se producirá normalmente una liquidación patrimonial de los bienes del ente al objeto de saldar las deudas posibles.
También podría intentarse la formalización de un Convenio concursal que evitara la liquidación, pero es una figura más habitual en empresas o entidades medianas y grandes.
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