¿Qué tipos de crisis puede sufrir una empresa?
Por motivos diversos, internos o externos, una empresa puede verse privada de liquidez, caer en una situación de insolvencia o ver perjudicados sus planes de continuidad.
No todas las situaciones de crisis revestirán la misma gravedad, pero en todas ellas deberán tomarse ciertas decisiones a tiempo si se aspira a que el negocio prospere y perdure en el mercado.
Publicado 17/02/22
Actualizado 02/01/23
Las crisis económicas de las empresas, si atendemos a la viabilidad de los pagos comprometidos, se confirman como situaciones de falta de liquidez y de insolvencia. Pero una empresa puede sufrir otro tipo de problemas: de organización, eficiencia, inadaptación, continuidad…
Situaciones de crisis por impagos
En algunos casos la crisis de una empresa desembocará en retrasos o incumplimientos ocasionales de pago que podrán resolverse con relativa facilidad.
En otros, se llegará a una situación de impagos acumulados que incluso pueden poner en cuestión la viabilidad de la empresa.
Y es que una crisis de impagos puede tener grados diversos;
- Hay empresas que han sufrido situaciones momentáneas de falta de liquidez y siguen cayendo ocasionalmente en algún retraso en los pagos, pero hasta ese momento han solucionado esas situaciones con decisiones rápidas. Creen que podrán remontar ese trance.
- Otras carecen de liquidez suficiente para los pagos a corto plazo y existe el riesgo de que esta situación se prolongue. No llegan a la insolvencia, pero las alarmas ya han saltado.
- Las hay que se ven inmersas en problemas tanto de liquidez como de falta de solvencia (dificultad para pagar, convertir activos en dinero u obtener financiación). Se ven ya en una situación crítica.
- Y también existen negocios metidos en una situación aún más grave, por incumplimientos reiterados de los pagos comprometidos. Se ven sumidas en una crisis de insolvencia sin aparente salida (sin ingresos, con imposibilidad de desinvertir o de refinanciar operaciones). La viabilidad del negocio está ya en entredicho.
Problemas económicos en la empresa
Diferencia entre liquidez y solvencia
En lo que se refiere a las dificultades de pago, conviene diferenciar dos conceptos: liquidez y solvencia.
Visto de modo simplificado:
- La solvencia es la posibilidad de afrontar todos los pagos comprometidos (gastos, intereses…) y las devoluciones del capital prestado, sean a corto, medio o largo plazo. Se tiene en cuenta el total de fondos y el patrimonio convertible en dinero.
- La liquidez es la capacidad que tiene una persona o empresa para cumplir con las obligaciones de pago con vencimiento a corto plazo. Tiene en cuenta los fondos posibles para saldar las deudas: dinero (en cuentas o efectivo) y otros importes de los que es posible disponer con rapidez y facilidad.
Como concepto relacionado, referido a productos financieros o activos, también se denomina liquidez a la posibilidad de convertirlos en dinero de manera inmediata o muy rápida sin merma relevante de su valor.
En este último sentido, es más líquido, por ejemplo, un fondo de inversión financiero, que se reembolsa en uno a tres días, que un fondo inmobiliario, que solo tiene algunas ventanas de desinversión en el año. Y unos bonos emitidos por el Estado, más seguros y vendibles, que la renta fija privada emitida por una empresa de un sector en crisis. Y un seguro de vida-ahorro que un plan de pensiones, al estar menos restringido el rescate en el primero.
Problemas de solvencia y problemas de liquidez en las empresas
Las crisis de liquidez —atraso o impago de deudas vencidas— se producen cuando fallan los ingresos, se agotan los ahorros en las cuentas (dinero en tesorería o en cuentas de fácil desinversión) y se cierran o superan las líneas de crédito existentes.
A pesar de ello, la titularidad de ciertos productos de inversión convertibles rápidamente en dinero sin pérdidas significativas (ventas, rescates, reembolsos…) permite en ocasiones que en las crisis de liquidez se mantenga una aceptable capacidad de pago que evite ejecuciones, concursos y liquidaciones.
Así, es posible obtener dinero sin excesivas demoras de acciones, cuentas a plazo, deuda pública, bonos privados, participaciones en fondos de inversión financieros, seguros de vida-ahorro, planes de pensiones (en caso de desempleo o enfermedad grave), etc.
Por su parte, aunque el deudor no tenga liquidez, podría mantener una cierta solvencia y hacer frente a sus compromisos de pago realizando algunas operaciones con su patrimonio:
- Venta de bienes: inmuebles, joyas, colecciones de valor relevante, automóviles de cierto valor, obras de arte…
- Desinversión de valores e instrumentos menos líquidos: venta en mercados secundarios, reembolso en la propia gestora…
- Constitución de garantías para obtener préstamos o prolongar líneas de crédito.
- Obtención de préstamos personales privados…
Por otro lado, una sociedad con pagos comprometidos puede tomar decisiones para solucionar momentáneamente este problema que la lleven a corto plazo a deteriorar su capacidad de pago.
Por ejemplo, que:
- Venda patrimonio a precio muy bajo, con escasas ganancias o con minusvalías.
- Hipoteque o pignore bienes, a veces apoyado con fianzas, que luego acaben ejecutándose por impago de préstamos u otras obligaciones.
- Invierta con mucho riesgo y sufra minusvalías.
- Acepte proyectos o ventas del negocio en condiciones poco ventajosas o sin cobertura técnica suficiente.
- Se vea obligado a satisfacer indemnizaciones o multas por actuaciones imprudentes…
La insolvencia como presupuesto de un concurso
La normativa concursal contempla tres situaciones respecto de la insolvencia del deudor:
- Actual —No puede cumplir ya regularmente sus obligaciones exigibles.
- Inminente — Prevé que dentro de los tres meses siguientes no podrá cumplir regular y puntualmente sus obligaciones.
- Probable — Resulta objetivamente previsible que no podrá cumplir regularmente las obligaciones que venzan en los próximos dos años salvo que acometa un plan de reestructuración.
Sea cual sea el tipo de crisis, si el negocio se halla ya inmerso en una situación de insolvencia o si este estado es previsible a corto o medio plazo, estaremos:
- En el escenario de un posible u obligado procedimiento concursal (sea un concurso de acreedores o un procedimiento especial para microempresas).
- Ante la posibilidad de que se abra una etapa previa de negociación extrajudicial para intentar evitarlo (preconcurso o equivalente).
Los meros problemas momentáneos de falta de liquidez que no deriven en incumplimientos generales o repetidos no dan pie a que se inicie un procedimiento de este tipo, si no entran en alguna de las categorías de insolvencia citadas.
Otros problemas que pueden llevar a una crisis
Asimismo, fuera de las coyunturas de falta de liquidez o de insolvencia, algunos negocios:
- Constatan que tienen fisuras en su organización, por lo que ven difícil el mantenimiento de la actividad como hasta ese momento. Nubes negras manchan el horizonte.
- Acaban siendo conscientes de que la empresa, aunque ha resistido algunos embates, no resulta ya rentable y difícilmente recuperará sus buenos momentos. La idea de fin de ciclo crece entre los titulares o socios principales.
- Mantienen una situación económicamente aceptable, pero ven comprometida su continuidad por incertidumbres en la sucesión. No hay relevo a la vista.
- Llegan a la conclusión de que su momento ha acabado (por razones que pueden ser muy diversas) y ven muy poco viable continuar el negocio. Todo llega a su fin.
Aunque estas últimas situaciones no supongan de momento crisis de impagos, en poco tiempo la situación podría evolucionar a problemas económicos serios.
Una empresa que no funciona, no es rentable o no tiene perspectivas de continuidad está más expuesta al riesgo de acabar incumpliendo sus compromisos.
En el mundo de los negocios el tiempo es oro, y tan arriesgado resulta demorarse en la búsqueda de soluciones a una crisis como tardar en tomar la decisión de bajar definitivamente la persiana.
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