Reunificar deudas o acudir a Ley de Segunda Oportunidad: el nivel de deuda marca el rumbo
Publicado 04/02/22
Actualizado 16/05/23
Los hogares españoles han reducido sus niveles de endeudamiento en los últimos años, y a diferencia de la crisis financiera de 2008, la provocada por el coronavirus ha pillado a la inmensa mayoría más desahogada.
Sin embargo, El Banco de España advierte de que aún hay un porcentaje elevado de familias donde la deuda supone una parte importante de sus ingresos, en especial aquellos que tienen créditos al consumo e hipotecarios. Y el covid-19 puede acelerar el crecimiento de impagos.
Cuando las deudas aprietan hay que pensar una solución antes de que los bancos tomen sus propias medidas y opten, por ejemplo, por embargar los bienes o parte del salario. Una opción es optar por la reunificación de deudas, que consiste en agrupar todos los préstamos en uno solo. Ya sea la hipoteca, el crédito del coche, cargos en la tarjeta de crédito, deudas con la Administración o cualquier préstamo al consumo.
Cuando se cancelan todos estos préstamos, hay que volver a contratar uno nuevo que concentre todos los pagos. De esta manera se paga menos cada mes, pero durante más tiempo. La mayoría de bancos ofrecen reunificar deudas ampliando la hipoteca, o incluso con una nueva. Pero también se puede optar por un avalista, es decir, una tercera persona que responda con sus bienes o ingresos si el deudor no paga. O asumir un nuevo préstamo.
Reunificar deudas tiene sentido si la deuda es pequeña
La reunificación de deudas es recomendable cuando lo que queda por pagar no es mucho, pero el nivel de endeudamientos supera los ingresos. Sin embargo, hay que tener en cuenta una serie de gastos que siempre se asumen. El de cancelar de manera anticipada los préstamos que se tenían, los intereses que haya compromiso de pagar, la comisión de estudio o los de formalizar una nueva hipoteca.
Cuando las deudas son más altas o se cuenta con varias hipotecas existen otras herramientas legales como la dación en pago, donde se entrega un bien hipotecado como garantía para extinguir la deuda. O ampliar la hipoteca, para recibir dinero y cancelar los préstamos personales pendientes, mientras se consigue más tiempo para saldar la deuda.
Otra opción es la carencia de capital, donde solo se amortizará los intereses del préstamo durante un tiempo establecido, o la carencia total, que implica dejar de pagar toda la cuota, sin intereses ni capital. En los dos casos, la cantidad que el usuario deja de abonar temporalmente será cobrado por el banco después.
Los deudores también pueden encontrar su aliado en el Código de Buenas Prácticas, pensado para proporcionar ayuda a todas aquellas familias que padecen dificultades económicas y no pueden hacer frente al pago de la hipoteca de su vivienda habitual y estén en situación de especial vulnerabilidad.
El Real Decreto-Ley 6/2012, da derecho a reestructurar la deuda hipotecaria. Y conlleva una rebaja del tipo interés, instauración de un periodo de carencia y ampliación del plazo de amortización.
La opción más recomendada para salir de la economía sumergida y paralizar los embargos, es acudir a la Ley de Segunda Oportunidad
Sin embargo, la opción más recomendada para que los deudores puedan salir de la economía sumergida y paralizar los embargos, es acudir a la Ley de Segunda Oportunidad. Para ello, hay que acreditar que no se dispone de suficientes recursos para pagar las deudas, es decir, estar en una situación de insolvencia actual o inminente.
Es el equivalente al concurso de acreedores para empresas, pero pensado para personas físicas (familias, pequeños empresarios o autónomos). Cuando empieza el procedimiento desaparecen automáticamente los embargos, en caso de que los haya. La tasa de éxito es del 99,99%. Los abogados, asesores y mediadores concursales con los que trabaja Libertad Sin Deudas son expertos en esta materia y profesionales de reconocido prestigio. En la mayoría de casos ofrecen una primera consulta gratuita.
Si el afectado se ciñe a la ley y no ha cometido ninguna irregularidad, las deudas quedan canceladas para siempre. Y los acreedores solo podrán volver a reclamar la deuda en dos situaciones: si detectan indicios de irregularidades, es decir, si se entiende que el deudor ha obrado de mala fe o ha obtenido ingresos de manera ilegal, o si su situación económica mejora substancialmente. El ejemplo típico sería que se reciba una herencia.
Las ventajas de acudir a la Ley de Segunda Oportunidad es que las deudas que hasta este momento no se pueden pagar, desaparecen. Además, se puede volver a pedir financiación, los datos personales del deudor dejan de aparecer en los listados de morosidad, se puede volver a disponer de tarjetas de crédito y empezar una nueva vida sin deudas.
Desde el momento en que empieza el procedimiento, los bienes dejan de estar embargados, incluidas las cuentas bancarias y la nómina. Sin embargo, antes de tomar cualquier decisión, es mejor contactar con un experto para estudiar el caso y optar por la mejor vía.