1.800.000 € cancelados con la Ley de la Segunda Oportunidad en Girona
No dejé de luchar hasta que salió la sentencia y he podido empezar de cero
Alfonso era bastante joven cuando decidió poner en marcha un negocio de transporte para turistas que aterrizaban en el aeropuerto de Girona y se desplazaban a la Costa Brava. Era una época en que la aerolínea Ryanair estaba en su máximo esplendor en tierras gerundense y muchos empresarios del sector turístico no dejaron escapar la oportunidad de hacer caja. De hecho, Alfonso enseguida se encontró con muchas facilidades por parte de las entidades bancarias y pudo invertir en la empresa para hacerla prosperar.
Era joven y tenía ganes de crecer. Los bancos no me pusieron pegas, todo lo contrario me proporcionaban créditos de cantidades desorbitadas de una manera rápida y eficaz,
explica Alfonso, quien confiesa que comenzó con sólo dos microbuses para el transporte de turistas y muy pronto llegó a tener 25.
Todo iba sobre ruedas hasta que el 2008 -cuando comenzó la crisis-, una agencia de viajes que le proporcionaba prácticamente el 95% de las ganancias, dejó de facturar hasta el punto de deberle 300.000 euros.
De un día para otro nos dejó de pagar, sin darnos explicaciones, y cometí el gran error de contratar el cobrador del Frac, dice Alfonso.
El cobrador del Frac
El cobrador del Frac es la empresa de «cazamorosos» más antigua del Estado. Su arma más poderosa es avergonzar el deudor y que todo el mundo sepa que lo es. Debe insistir y su presión no tiene límites, pero en el caso del Alfonso la jugada no salió como él esperaba.
Lo que hice fue atribuir toda la responsabilidad del cobro de la deuda al cobrador y éste, tras negociar con la empresa que me debía dinero, sólo consiguió liquidar 20.000 euros y, teniendo en cuenta que se atribuía el 40% como comisión, me quedé prácticamente igual.
A partir de este momento, Alfonso se encontró con un agujero económico de 300.000 euros y sin gran parte de los clientes.
Comenzó a pedir créditos desesperadament, tanto a entidades bancarias como empresas que imponían intereses muy altos y tuvo que pedir a su familia que lo avalara. La situación de crisis se alargó hasta el 2012, cuando la empresa ya no daba más de sí y el Alfonso estaba endeudado hasta el cuello.
La situación lo terminó afectando en lo personal, ya que se divorció.
Proceso judicial largo
El primer paso fue sacar la empresa a concurso voluntario (trámite que se prolongó entre 3 y 4 años) y, de este modo, se liquidaron todas las deudas a nivel empresarial. El problema fueron las personales, ya que debía 1.6000.000 euros. Hay que tener presente que, en el siguiente paso, el deudor debe intentar llegar a un pacto con los acreedores a través de un acuerdo extrajudicial. En el caso de Alfonso, pero, ya lo había hecho por medio del concurso de la empresa. En este momento le surgió la ocasión de acogerse a una ley nueva, llamada Ley de la Segunda Oportunidad y que hacía poco que había entrado en vigor.
El caso se empezó a tramitar a finales del 2016, pero al principio nos lo denegaron. Era una ley demasiado nueva para los jueces, sobre todo en Girona, explica en Lluís Bielsa, asesor de Alfonso.
De hecho, aunque hace cuatro años que existe, a Catalunya sólo se tratan unos 1.000 casos al año y, en Girona, unos 230. En el conjunto del Estado Español se tratan unos 8.000, una cifra muy baja en comparación con otros países de la Unión Europea como Francia, donde hay 100.000 en o Alemania, donde se tratan unos 200.000.
Todavía hay demasiado desconocimiento y desconfianza sobre esta ley sin embargo, hay visibilizarla porque realmente es factible, ya que permite exonerar gran parte de las deudas, aunque haya matices, explica Lluís.
El caso de Alfonso se resolvió favorablemente el 17 de abril de 2018, aplicándole la Ley de Segunda Oportunidad, lo que le generó la exoneración de todas las deudas privadas. Fue una de las primeras sentencias en Girona. Y ¿qué pasa con las deudas públicas, sobre todo con Hacienda? Este tipo de deuda no se puede exonerar tan fácilmente, pero se puede llegar a un acuerdo con el juez y pactar una serie de cuotas mensuales adecuadas a la capacidad económica de cada cliente », matiza Lluís, quien asegura que si después de cinco años de pago la deuda no se ha extinguido, se exonera la parte restante.
Alfonso actualmente trabaja de conductor de ambulancias y asegura que
no dejé de luchar hasta que salió la sentencia y he podido empezar de cero.
Aunque la deuda se le ha exonerado, esta ha recaído en miembros de su familia, que están en trámites de acogerse a la misma ley y todo apunta a que la sentencia será favorable.
Este artículo fue publicado originalmente en catalán en el Diari de Girona. Puede ver el original clicando en el enlace siguiente:
«No vaig deixar de lluitar fins que va sortir la sentència i he pogut començar de zero»