Cuánto tarda la Ley de la Segunda Oportunidad

Como venimos diciendo, el tiempo que pasa desde el momento en que una persona contrata los servicios de un abogado para iniciar el procedimiento de la Ley de Segunda Oportunidad y aquel en el que obtiene la resolución judicial, puede variar considerablemente de un caso a otro y las causas que dan lugar a esta diferencia son de muy diversa índole.

Las principales son las siguientes:

1. La complejidad del caso. Como hemos comentado, no es lo mismo un expediente en el que el deudor no tenga bienes que otro en el que haya que liquidar todo o parte del patrimonio, por ejemplo.
2. La saturación del órgano judicial que corresponda, que hace que haya Juzgados en los que los expedientes se resuelvan más rápido que en otros.
3. Los profesionales que tengan que intervenir. La asistencia de abogado y procurador es obligatoria, pero también se puede dar el caso de que sea conveniente la participación de peritos o administradores, con lo que su actuación también requiere de tiempo.
4. La extensión de los trámites judiciales concretos, porque si el resultado no es el esperado y hay que recurrir en una instancia superior la duración total será más larga, por ejemplo.
5. La diligencia tanto del deudor, a la hora de entregar la documentación e información requerida, como del despacho profesional encargado del expediente, que puede actuar más o menos rápido por diversas circunstancias.

En Libertad Sin Deudas actuamos de la forma más rápida y eficiente posible

Como hemos visto, no se puede dar una respuesta exacta y rotunda sobre cuánto tiempo va a tardar la vía de la Segunda Oportunidad en un caso concreto.

Ahora bien, esta falta de concreción no debe ser un obstáculo a la hora de decidir si llevar a cabo esta opción o no, porque el simple hecho de iniciar el procedimiento ya implica las siguientes ventajas:

• Los embargos se paralizan, lo que significa tanto que los que están en marcha se interrumpen como que no se pueden iniciar otros nuevos.
• Las deudas dejan de devengar intereses, por lo que su importe deja de crecer.
• Los acreedores no pueden llevar a cabo acciones de manera individual, así que se pone fin a la presión psicológica que en muchos casos soporta el deudor en forma de llamadas o escritos amenazantes.

Por lo tanto, si bien es cierto que hay que dar el primer paso sin una fecha cierta de fin esto no supone en sí un inconveniente porque, como hemos visto, todos los perjuicios que acarrea la situación tan crítica en la que se encuentra el deudor se “congelan”, por lo que desde ese momento ya solo queda esperar la solución definitiva en un escenario que no está empeorando y que ya solo puede ir a mejor.

En Libertad Sin Deudas te ofrecemos una primera consulta totalmente gratuita con uno de nuestros abogados en la que podrás obtener toda la información que necesites y en la que terminarás con una idea clara de si podrás conseguir la cancelación o reestructuración de tus deudas mediante el procedimiento regulado en la Ley de la Segunda Oportunidad.