En solo 3 meses perdonan 30.000 euros a empleada de Barcelona
La cara y la cruz de un ERTE
Desde una perspectiva genérica, el planteamiento que hay detrás de un ERTE es beneficioso para el trabajador porque le permite conservar su empleo y seguir obteniendo ingresos en un momento en el que la empresa no puede asumir los costes totales que conlleva el mantenimiento del puesto de trabajo.
Es una figura pensada para resolver temporalmente una situación que, de otra manera, conllevaría despidos y destrucción de empleo y en ella ambas partes asumen un coste para que la relación laboral pueda seguir vigente.
La parte negativa para el empleado es que el sueldo baja considerablemente, porque su importe es el mismo que si se estuviera desempleado, así que pasa a cobrar el 70% de la base reguladora durante los primeros seis meses y, a partir de ahí, el 60%.
Una pérdida de un 30% – 40% en lo que se cobra al mes es una cantidad importante. En sueldos grandes es mucho dinero pero en sueldos pequeños puede significar el pasar de vivir de tu trabajo a no poder hacerlo.
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El caso de Sara en concreto
La protagonista de este caso de éxito es una madre soltera de un hijo con necesidades especiales que trabajaba en una empresa del sector sanitario y que cobraba entre 1.400 y 1.500 euros al mes. Cuando formó parte del ERTE empezó a percibir poco más de 1.000 euros al mes y después bajó a casi 900. Una disminución importante para una persona que, además de los gastos propios de alquiler, comida y demás, tiene que sufragar una serie de actividades específicas que su hijo necesita.
Como es lógico el dinero no le llegaba, así que pidió el primer préstamo. En vista de que su situación laboral era transitoria (o, al menos, así se suponía) no era mala idea, porque le permitiría ir tirando hasta que todo volviera a la normalidad. El problema fue que nada salió como se esperaba, porque el ERTE duró un año y medio y enseguida la despidieron de la empresa, con lo cual fueron muchos los meses que necesitó completar su salario con financiación ajena. Por eso, cuando finalmente empezó a trabajar en una empresa de comunicaciones la deuda rondaba ya los 30.000 euros.
Nuevamente tenía un sueldo con el que podía hacer frente a los gastos de su pequeña familia pero no a las cuotas de los préstamos.
La Ley de Segunda Oportunidad y Libertad Sin Deudas
La Ley de la Segunda Oportunidad ofrece una salida para aquellos ciudadanos que se ven sobrepasados por su endeudamiento ya que no tienen ni bienes suficientes ni ingresos en la cuantía necesaria para poder hacer frente a las obligaciones de pago que han contraído.
El objetivo es que estas personas puedan empezar otra vez de cero. Y ciertamente se consigue porque, si se cumplen los requisitos exigidos por la ley de la segunda oportunidad, el proceso termina con la cancelación de la totalidad o de una parte de las deudas. Y justo eso fue lo que consiguió Sara: en un procedimiento que duró solo 3 meses dejó atrás los 30.000 euros que debía.
El papel de Libertad Sin Deudas en este hecho fue crucial, porque fueron nuestros abogados especializados en esta materia los que la acompañaron en todo el camino. El resultado no pudo ser mejor: rápido y efectivo.
Son muchas las personas insolventes que se han acogido a esta vía y que, gracias a ella, han podido empezar una nueva vida. Si te encuentras en una situación así llámanos ahora porque mientras antes tomes acción antes podrás dejar atrás las deudas que no puedes pagar.
Auto de cancelación de deuda
Clicando en el siguiente enlace puede consultarse el auto de cancelación de deuda correspondiente a este caso. Los datos de las personas implicadas han sido borrados por motivos de privacidad: En solo 3 meses perdonan 30.000 euros a empleada de Barcelona